El Repertorio Del Escéptico (The Skeptic’s Repertoire ES)
El repertorio del escéptico – Dos tipos de argumentos personales

El repertorio del escéptico – Dos tipos de argumentos personales

Resumen:

  • Este artículo es la continuación de un texto publicado anteriormente sobre los argumentos falaces utilizados en el discurso público (enlace a artículo).
  • Existen numerosas estratagemas discursivas que pueden utilizarse para ganar una discusión o influir en la audiencia.
  • Los argumentos ad hominem crean una distracción y atacan las opiniones o afiliaciones del oponente en lugar de discutir el tema en cuestión.
  • Los argumentos ad personam abandonan el tema y pretenden ofender directamente al oponente.
  • Ambos argumentos se utilizan en la retórica política.

En el discurso político, es habitual utilizar argumentos falaces que suelen desviar la atención del público del tema y centrarla en el adversario. Estos trucos pueden ser especialmente útiles si una de las partes de un debate está mal equipada con argumentos adecuados y quiere ocultar este hecho empleando argucias. Los políticos utilizan muy a menudo este tipo de trucos cuando quieren parecer que tienen una posición moral elevada y mostrarla a sus electores, que a menudo están menos interesados en los méritos y más en percibir que tienen la razón moral.

Argumentum ad hominem

Este tipo de argumento consiste en «atacar el carácter o las motivaciones de una persona más que una posición o un argumento» [1]. Si el oponente en una discusión propone un argumento válido, a veces se puede demostrar que el argumento se opone a las otras opiniones o afiliaciones de esa persona.

Por ejemplo, una persona afirma que fumar cigarrillos no es saludable, ya que provoca cáncer de pulmón, cáncer de laringe y muchos otros tipos de enfermedades. Para utilizar un argumento ad hominem contra esta persona, se podría preguntar «¿por qué eres fumador, entonces?». Este argumento es falaz porque ser fumador no tiene nada que ver con el hecho médico probado de que inhalar el humo del tabaco influye negativamente en la salud del fumador. El adicto al tabaco sabe muy bien que su adicción es perjudicial y su hábito individual no tiene relación con los hechos médicos.

Argumentum ad personam

Este tipo de argumento es similar al ad hominem, pero llega a ser grosero e insultante para el oponente. Se abandona por completo el tema de la disputa para atacar al oponente de forma rencorosa. Schopenhauer añade que este truco debe su popularidad al hecho de que «todo el mundo es capaz de llevarlo a cabo» [2]. En otras palabras, los argumentos ad personam no requieren ningún conocimiento del tema, y de ahí su frecuente uso.

Los argumentos ad personam tienen un propósito adicional importante: su objetivo es enfadar al oponente. Cuando se enfada, «es incapaz de juzgar correctamente y de percibir en qué consiste su ventaja» [2]. Los niños suelen emplear este tipo de insultos y, por consiguiente, la propia discusión puede considerarse infantil.

Un ejemplo de argumentos públicos ad personam puede encontrarse en numerosos mensajes de Twitter publicados por el ex presidente estadounidense Donald J. Trump. En uno de sus tuits, el Sr. Trump llamó a su oponente en las elecciones presidenciales, Joe Biden, «otro individuo de bajo coeficiente intelectual» [3], mientras que en otro, llamó a la candidata a la vicepresidencia, Kamala Harris, «muy desagradable» [3].

En los sistemas políticos democráticos, los políticos son seleccionados por sus opiniones sobre asuntos sociales, económicos y otros relacionados. Los insultos son opiniones pasajeras e irrelevantes para las decisiones importantes que debe tomar un político. Además, ofender a los adversarios políticos aleja el tema del debate de los asuntos que conciernen a los electores y, en cambio, apela a un instinto inferior de agresión verbal. De nuevo, es posible establecer una comparación con los niños revoltosos.

Conclusión

El público debe estar siempre atento a los argumentos ad hominem y ad personam porque a menudo se utilizan cínicamente para ocultar la incompetencia, emitir juicios morales cuestionables y/o distraer del tema. Un verdadero debate, especialmente sobre cuestiones políticas delicadas, requiere una cuidadosa deliberación de los hechos, mientras que las cualidades personales o las afiliaciones de un determinado orador están totalmente desconectadas del tema. Cabe señalar que el uso de ataques personales también debería marcar al orador como engañoso y, potencialmente, inmaduro.

Referencias:

  1. Ad hominem argument. (n.d.) American Heritage® Dictionary of the English Language, Fifth Edition. (2011). Retrieved April 10 2021 from https://www.thefreedictionary.com/Ad+hominem+argument 
  2. Also known as “The Art of Controversy” or “Eristic Dialectic: The Art of Winning an Argument”. I am using the edition published through Simplicissimus Book Farm.
  3. Retrieved April 10 2021 from https://www.nbcnews.com/politics/2020-election/everything-trump-has-said-about-2020-field-insults-all-n998556